miércoles, 4 de mayo de 2011

Frustracion en el Paramo.


Entre los fríos pilares de la razón y la verdad
Existe un espacio para la poca humanidad que nos anhela
Espacio en el cual se acurrucan ideales y martirios sacrificados por falsas promesas
Pero no toda calma o certeza se ha perdido
En la distancia se puede admirar la belleza de la calma, la utopía alcanzable de la verdad
Esa silueta lejana tiene nombre y cuerpo, ambos tan livianos como la balada más corta
Y extensos como el rezo más plebeyo.
Se dice llamar Luchar
Como aquel tulipán que crece en el paramo mas helado y que alimenta la cordura de las aves
Su ideal  tan melodioso como una tonada sorda antes de enloquecer.
Retumba en la mente, se escapa a los ojos y te llora en alma. Agarra el arma y vete a contrariar
No por eso se deja de admirar a tan peculiar anhelo
Es tan correcto que la conciencia la camufla entre espejismos mentales y mentiras irreales.
Pero yo no quiero dejar de ver, lucho por una causa muerta, derecha e izquierda ¿Qué más da?
Mis ojos se guían por la dicha, mis oídos se guían por la paz de una melodiosa risa.
Mi  nariz aunque perdida en la memoria de familiares singulares
Se esfuerza por captar el más mínimo pétalo que se escape del más bello campo minado en esta lujuria nacional
Deseo que un día pueda gozar del genocidio oficial, comandado por algun tecnicismo burocratico,
Disfrutar y cantarle a las bombas y abrazar al fusil  en la cautela del vendaval más bajo.
O mi maldita  guerra diminuta , canción de epopeyas que no importan, relatos de fantasías inexistentes
Paramilitar, espejismo en la fetidez de la vida,  y perfume en la desgracia
Gracias por tus cantos,
Gracias por tu existencia irreal pero tangible. El militar te agradece tu servicio a la propiedad
La nación vela a tus muertos
El cementerio festeja con tus cuentos. 

El chandoso de la avenida principal.

Me disculparas, hoy he visto a la humanidad caer a lo más miserable. Dulce can que se place muerto en la acera. El que te mató siguió volando en la vida. Maldito insensato que de ti no se reirá. 
Le escribí la historia final. Un homenaje para un animal digno de coraje. Amigo del olvidado y ayudante del maldito. Querido perro, la vida no pudo contigo. Yace aquí tu historia al morir, tu canción de funeral. Yo si me acordare de ti.

El miraba con ojos sangraos, con mirada placera y se acostaba al lado de la repisa en la cual recordaba con amargura las dichas de su dulce cuna.
Sobre sus manos se reflejaba la ternura de una dulce noche infringida. Alrededor de sus mantos oscuros. Para el resto de la tierra un perro muerto es basura, para él un perro muerto es una condena a percibir el desamor en su más pura perversión.

Tantas mañanas y tantos declives, tantas hambrunas y tantas sonrisas vistas en el tacto de una caricia.
El observaba con la pupila fibrosa ver pasar el día, la gente al lado en línea paralela caminaba ignorando a un perro que en unas horas estaría descompuesto.  No por la fibrosa carne sino por el desconsuelo de la lluvia innoble que caía sobre su tierno pelo. Una lluvia salada que caía desde el manto azul de unos ojos añejos, esos ojos que lo vigilaban cada mañana cuando iba a luchar su pellejo. 

Cada bocado compartido cada noche acurrucada, era señal de un lazo de gente, la cual en verdad se amaba. Porque humano no es aquel que se idolatra de ser capaz, sino aquel que sin usar media palabra, con su tierno olfato es capaz de sentirte cuando estas maldito, maldito de tristeza, maldito de pobreza, pero para el amado can eso no es signo de cresa. El no juzga el no te martiria, el solo brindaba amor en los momentos de culpa.
Y para el hombre desdichado. Para el hombre olvidado, que nunca había rogado, esa noche imploraba por volver a sentir sus ladridos, su mejor amigo había partido en una acción del destino.

Y nadie quería mirar, a nadie le importaba llorar, el solo era un perro y ¿por qué debían rogar?  Pero para un hombre olvidado por la vida, arrugado en su piel, pero libre de cualquier peladez, ese fiel y amado perro había sido su fiel compañía y esa noche en el frio de una avenida, se acostaba a dormir con los pies y las manos acogidas, sobre su fiel amigo al cual nunca iba a soltar.

Balada al impertinente amanecer.

Volví mi  amigo.
Hoy amanecí tan enfermo que pensé que había sido pisoteado por alguna pesadilla mientras me rendía a los placeres de Morfeo.
El colchón parecía un sedante con cadenas. Nunca conseguí la fuerza para lograr levantarme de esa lapida inscrita. Pareciese que el colchón era un alma en pena.
Encendí el televisor y no vi nada excepto cosas triviales. Información ilógica, tragedias inocuas y Risas fastidiosas.  Mis ojos empiezan a abrirse ante la fría y maldita mañana.
Por la ventana no cantan ni monjas, parece errático que los pájaros le tengan miedo a la ciudad ¿será esa briza de carbón que entra por el hueco de mi puerta aquella razón?
Todos los días respiro aquel sufrimiento sin gritos, esa mentira ecológica que de tanto repetirse ya parece verdad. Por suerte dentro de mí tengo una voz que grita con dolor.
 Parece un terrorista caprichoso o un reaccionario fastidiado, pero aquella voz me hace pararme de la cama como un teólogo con miedo de paga. 
Miro los libros y recuerdo que ya leí a Kafka y a Joyce la radio se prende con la precisión del dolor momentáneo de una plaga parasitaria. Tomo un vaso de agua que sabe a gusanos ¿o marranos?
 La guitarra de algún genio sobrevalorado, me golpea el tímpano y me recuerda aquella fantasía musical que murió con mi sanidad. Recuerdo mis deseos de zoología y de mamertologia.
Pero me di cuenta que yo ya era abismal, un animal sin opción de curar.  La política fracasada plaga la mañana de tristes noticias y la ridiculez militar me da la verdad sobre tanta gente que ha de llorar.
Me pongo a pensar en este conflicto que nunca ha de parar.
En alguna sierra cercana suenan tiros de izquierda y derecha y caen muertos como piezas de trusa. Luego los recordaran como héroes de la nacional o como asesinos de la larga lucha mortal. 
Prendo el DVD y lo alimento con alguna película de Andrei  o de Milos.  Parece tener mal gusto especular,  ante la frustración de la ignorancia martirial abro la puerta central  y me dispongo a conocer la ciudad.
Pero el frio y la soledad me recuerdan a un paraíso artificial, camino  como capataz de algo invisible, sin hogar. 
¿Qué será que me hace falta para experimentar en esta vida? Yo ya probé, ya tome, ya pegue, ya salte, ya volé ya jodi a la comunidad más normal de toda esta vida bestial, pintada dentro de la normatividad urbana. 
¿Miro al charco y que veo? ¿Un reflejo de algo ajeno? ¿Será mi mayor deseo? No sé, y voy a buscar entre los malecones de mi humanidad,
 Entre los casilleros de mis recuerdos, busco y rebusco y no veo ¿estaré sufriendo el mal de leo? Salto por el callejón de las dagas virtuales y encuentro algo de sumo aspecto y de belleza anormal. Esto no parece ser real
Entre un mar de orquídeas radiantes destaca una flor de color amarillo y de altura graciosa. ¿Sera una reina de antiguas leyendas y de cantares grandiosos?
No me atrevo a arrancarla del suelo, se ve tan dulce y hermosa, no quiero evitarle ser diosa.
Le tomo fotos y le escribo basura, con la esperanza de que me no me vea de forma tortuosa. ¿Le alejo las abejas o permito que el ciclo natural sea inmortal? No quiero verla marchitar y mucho menos llorar.
¿He empezado a delirar por obra propia? Si Dalí me viera diría que soy un mártir del buen porvenir, pero no soy eso, soy solo un imbécil que cree en una oportunidad solapada en la distancia, en poder guardar el pétalo que cae de aquella rosa infructuosa.
¿Me disculpara por ser feo y por tener una mente atrofiada? Ya no quiero arrancarte de tu hermoso lecho, serias marchita y triste y hasta yo, el más rendido de tus imbéciles arrodillados te vería algo aburrida.
Prometí regarle  agua y contarte historias de pájaros voladores y animales trovadores, tal vez así tenga tu atención y no tenga que volver por el pastizal a esa triste ciudad. Prometerte el oro y la esmeralda no es una opción de corazon.
¿Me dejara regalare el refrán y la risa?
No seré el hombre más formular ni aquel del que sea bueno degustar
No pido ni oportunidad, solo que me regále un cantar salido de su boca la cual confortase mi locura y mi cordura por igual
No soy yo aquel de sus anhelos, eso ya lo sé, pero mi deseo es aparecer alguna noche cálida entre su sueño y contárselo a su almohada
Seré el idiota más feliz, charlaría hasta con los cojines y el marfil. Todo por aparecer en su perfil
Hoy me iré a acostar, no sé si pensando en eso, usualmente me aburro de tanto imaginar. Lo único que les  aseguro es que no seré de mal refrán, somos todos como una enfermedad gloriosa y quiero vivir cada momento de este catarro abismal de esta demencia amigable y esta locura de mi padre.
Hoy le voy a cantar a la almohada del rosal donde los encontré, de la sangre que bote y del dibujo que lee pinte.
Lo siento, arruine el día y lo siento. Me perdí cantándole a lo abismal, a la belleza en esta jungla urbana de clasismo y cinismo
Otro día será mejor, me lo tengo que prometer
Hoy por ti y mañana por el, si, por el.


El pez en la pecera

Para mi en algún sentido perverso, la muerte termina siendo de lo más hermoso, no por la forma de morir sino por lo que esperas que venga con ella. Algunos esperan descanso, otros esperan soluciones. Yo por mi parte me muero de ganas por saber que viene con la muerte. 

 

La religión y su dios es lo que nos ha hecho odiar a la muerte y a la vida al mismo tiempo.

Pero Creer en dios y en la biblia es como depositar toda tu confianza y tu persona en un empaque israelí de korn flakes y luego adorar al gallo Claudio como tu amo e ir a la fábrica de kelloggs cada día a venderle tu dignidad a un viejo con sotana.

 

Y fue esa miseria humana la que creó la democracia. El mayor examen de idiotas de toda la historia.

 

La democracia es un juego de tontos. Es dejar el presente y el futuro en manos de sentimientos y de pasiones. Cada  4 años los ciudadanos enojados van a cambiar de lado y lado y los ciudadanos complacidos se van a sentar mirando a su país como si fuese un programa de televisión eterno. La democracia es un juego de niños en el que cada 4 años los malcriados van a querer tener la pelotica. 

 

Yo alguna vez quise salvar al mundo

Alguna vez quise salvar al mundo. Pero luego vinieron los conservadores y me dijeron que yo era muy liberal, luego vinieron los liberales y me dijeron que yo era muy peligroso, luego vinieron los capitalistas y me dijeron que yo era muy radical, luego vinieron los burgueses y me dijeron animal, los oligarcas me trataron como rata sin piedad. Ante tal adversidad solo quedaba implantar la mortandad y así fue.

 

Termine siendo como un pez en la pecera

 Soy como el pez en la pecera. Algunos dijeron que la memoria del pez duraba pocos segundos y así se aseguraron de tener la conciencia tranquila cuando lo encerraban en una celda apenas más grande que el. Pues sí, soy como el pez en la pecera. Algunos dijeron que el ser humano por consiguiente iba a ser feliz y así tuvieron la conciencia tranquila cuando no lo fue.

Por hoy te dejo, me voy a meditar r y me iré a charlar. Cuidado con el camino y que te vaya bien.

 

Espectros del victimario, vuelto victima.


                                                     t. Cuestiones Imposibles de entender

                                                                                                                                               Alejandro Olazabal. 11

Jaime vive en el distrito de agua blanca, y como muchas almas que rondan por esas esquinas, vive apenas de lo que puede laborar y recoger. Nació en un corregimiento del Tolima hace 34 años, curso primario, y  bachillerato, pero su familia, humildes campesinos de la cordillera central, no tuvieron como mandarlo a Ibagué a estudiar lo que el más quería, veterinaria. Jaime se dedicó a trabajar en múltiples haciendas, como labriego y como centinela, por días enteros no almorzaba, cuando recibía su sueldo lo guardaba debajo de la cama, por que como el bien dice, siempre le enseñaron a no creer en los bancos. Desde los 17 hasta los 19 trabajó sin pausa, pero ni la acumulación de más de 24 salarios mínimos al final de los dos años era suficiente para pagarse un solo semestre de universidad, ni siquiera en una publica. Jaime cayó triste, se sentía impotente ante la situación, le asqueaba la idea de no poder alcanzar sus sueños, pero prontamente se adapto al presente, llego a creer que los pobres en Colombia son pobres por decodificación genética: la gente nace o rica o nace pobre, y así se queda, no hay pobres que se vuelvan ricos, eso bajo esta bandera es imposible, me dice.

Fue un día de noviembre, cuando tenía 19 años, que le toco vivir lo que él llama su primera plomiza. Brigadas del batallón de alta montaña se habían acentuado en la finca donde el ejercía de agricultor, porque se comentaba entre la gente del pueblo, que la guerrilla planeaba una toma por la madrugada. Los soldados lo miraron con cara de indignación, lo trataron de auxiliador de la guerrilla, y algunos lo golpearon acusándolo de miliciano, cuando su único pecado material, fue estar en el lugar equivocado en el momento erróneo. Dice que los soldados esa noche se dedicaron a divertirse con las niñas de la comunidad, y a tomar alcohol en exceso, nunca llegaron a creer que una toma en ese pueblo fuese posible, pero pasó. A las tres de la mañana cuando los soldados estaban muertos de la borrachera, Jaime logro divisar hileras humanas bajando de la sierra, el bien sabía lo que se venía, pero no le importo en nada avisarle a los soldados, simplemente se limito a buscar refugio en un riachuelo cercano, tras de sí escucho las balas, escuchó  los gritos de los soldados y los suspiros de los guerrilleros, y el mismo admite que tal escenario dantesco lo puso increíblemente feliz.

 20 minutos después solo se escuchaban los murmullos de los guerrilleros. Jaime se paro y por algún motivo que el todavía no entiende se fue caminando directamente hacia ese murmullo, en su camino se topó con siete cadáveres, todos con la insignia de la infantería militar, de los 30 militares que se encontraban ahí, 19 estaban muertos, y el resto había salido corriendo en desesperación. Jaime caminó sin pena ni gloria, en frente tenia a unos 13 guerrilleros de las FARC (sus uniformes los delataban) no tenía idea de que frente fueran o si lo matarían en cuanto violase su zona de calma, pero estos no le hicieron nada, Jaime explica que lo que ocurrió después fue fruto de un conflicto mental de varios años, una explosión imposible de controlar –señores, dijo con un tono grave, pásenme un uniforme que yo también voy a ser guerrillero.

Por los siguientes 11 años Jaime seria conocido como Txiki, en honor a un guerrillero Catalán que lucho en la guerra civil española a favor de los bandos republicanos, dice que él no tenía ni idea de que era la guerra civil española, ni de que era un Catalán, pero que en la guerrilla lo obligaban a leer en cantidades grandes, no querían tener la imagen de un ejército de mercenarios brutos, todo era propaganda, y la imagen es la más importante de todas. Le toco vivir varias balaceras con los paramilitares y con el ejército, y admite entre dientes, que mató a unas 10 personas, o probablemente mas, ya que eran contadas las veces que los “milicos o paracos” dejaban algún cadáver tirado en la maleza.  A su tercer año lo ascendieron, ahora paso a controlar una pequeña compañía móvil de 8 guerrilleros, la cual patrullaba la zona, y su misión era advertir de cualquier presencia enemiga cerca del campamento estacionario, y aunque estaba muy lejos de ser un Mayor de las FARC, sus compañeros lo llamaban así de broma, una broma que pronto le empezó a gustar.

A Jaime, su superior, un hombre que según cuenta, todavía se encuentra en el monte, le regaló un rifle de fabricación Rusa. Era una maravilla me gritó, tenia cartucho para más de setenta balas, no se recalentaba con nada, podía disparar hasta a un kilómetro, y le cabían distintos calibres, además de que dice emocionado, era hermoso.  A Jaime le empezaba a gustar esa vida, por razones que todavía desconoce, pertenecía a una compañía móvil, lo que significa que están en continuo movimiento- así es casi imposible que lo coja a usted un bombardeo, me cuenta. El estar en continuo movimiento era exhaustivo, pero les daba una ventaja táctica sobre el ejercito- siempre teníamos el factor sorpresa, y siempre lo supimos aprovechar.

Pasaron 7 años, y Jaime ya era aspirante a comandante, pronto podía tener a su disposición a un grupo de 25 guerrilleros de asalto, armados con las mejores ametralladoras y dispositivos anti aéreos, Álvaro Uribe era ya presidente, y todo hacía pensar que la guerra iba a tomar nuevas dimensiones, pero esas proporciones de guerra épica nunca le llegaron, me hace entender que la confrontación directa se vivió en los llanos, en la costa Caribe y en el sur del país, en las montañas del Tolima, Huila y Valle, donde él se movía, ocasionalmente se oían a los helicópteros disparar contra objetivos invisibles, y se vivían mas balaceras, pero en ninguna llego a ocurrir nada extraordinario, uno o dos muertos de nuestro lado, contra uno o dos muertos del lado de ellos, nada excepcional me afirma.

Para el 2004, Jaime ya era comandante,  llevaba en las FARC 11 años de su vida, ya sabía plantar una mina cómo sembrar una papa, sabia disparar a un objetivo entre la maleza con tal facilidad que en ocasiones hacía competencias con sus subalternos, para ver quién podía dar de baja a mas soldados en un periodo de tres meses, como si ser francotirador fuese un juego de niños. Sabía cómo hacer toda clase de explosivos, y afirma, que se dio cuenta que la química era su gran pasión. Se aprendió de memoria toda clase de manuscritos o escritos que trataran del socialismo, la guerra de guerrillas, y cuanto tema revolucionario puede existir.  Y fue precisamente esto lo que lo aburrió, dice que se había vuelto adicto a la guerra, pero que la guerra se había hastiado de él, se había enloquecido de que combate tras combate el siguiera con vida, porque en una guerra se supone que la gente se muere, y si llevas más de once años sin recibir un solo tiro es porque algo anda mal.
Jaime narra con una sonrisa sarcástica que el simplemente se bajo un día- tome mi fusil y descendí de la montaña por la noche, sabia hacia donde quedaba tal y tal pueblo, simplemente me bajé con mi fusil y camine, sabía donde pisar y donde no, y luego de día y medio me encontré a las afueras de la primera comunidad urbana que veía en meses, me quité el uniforme y lo guardé en mi morral, desarme mi rifle y las escondí entre la ropa, luego saque 20,000 pesos de mi bolsillo tome un bus y me vine a Cali, quise venirme aquí por…. Por discreción.”

Jaime en este momento calla y me afirma con un tono pausado que no tiene nada más interesante que contarme, que todo el resto son pendejadas, nada que valga la pena oír y que espera que ya tenga mi historia sobre un tipo cualquiera que se canso de jalar del gatillo, y vaya que la tengo. Antes de irme me volteo y le pido irónicamente si me puede mostrar el rifle, el sonríe y me dice- la casa en la que vivo es el rifle, lo cambie por estas cuatro paredes y este techo.

La idiosincracia de un pesimista

  En Colombia la guerra será eterna. Es un país de idiotas que creen que una bala cura a la sociedad. Que se emocionan al ver a un campesino en uniforme morir. Que alaban a un asesino que mata por necesidad y no por honor a una patria enferma. Una bomba nos ha de callar. La tormenta no va a parar, ríos de sangre van a caer, no sobre nosotros, claro que no, pero si sobre la memoria y sobre el papel.

¿Pero quien dice que esto está mal?

 

Al fin y al cabo

El odio es lo que te hace relucir. El amor es lo que te hace sucumbir. No caigas en la trampa de lo emocional, no caigas en la mano de la sociedad. No creas en la belleza de lo normal. Cae en lo irracional, vive lo anormal. Al final del camino es la marca de dolor, las lagrimas al sol lo que te hace disfrutar. Ofende a tu dios y escapa de tu amo. Grítale a la vida que no eres su cabrón. Vive el camino del odio con todo tu ser

 

La vida hay que vivirla por lo que uno quiere

En mi caso seria, por la poesía, la naturaleza y la incertidumbre 

Pero más que todo hay...... tengo que vivir por, demencias, inconclusiones .

 

Mira a tu alrededor.

¿Qué es el mundo? sino un remanso de imbéciles, un albergue de idealistas, un cajón para las ideas cortas, un campo de batalla para los juguetes mas egoístas del espíritu. Por eso le canto a aquellos que rompieron con su humanidad y que detestaron a su sociedad. Que vivan los dementes y los elocuentes, aquellos que por medio del miedo arrodillaron al mundo y a aquellos que por medio del terror se acomodaron al lecho y se encajaron en este mundo.

 

Yo no naci para ser santo, ni para ser un ídolo de masas. Detesto a lo que vive sobre mí.

 

Espero entiendas que:

la religión nos maldijo, el sistema nos condeno, la política nos destruyo, el militarismo nos idiotizo y la sociedad nos asesino. Tú escoges si seguir esa mierda

 

 

Es sencillo, la vida es solo una toma de decisiones, pero se ha agrandado mucho. La vida es lo más básico.  En la vida solo hay dos preguntas que responder. Vivir o no vivir, y si escoges vivir, como.

 

La sociedad y la comunidad se queman. Y de esa mierda sale entre las llamas y nace una oscura tranquilidad, es hora de labrar la tierra.de apaciguar el volcán, de recostare y apreciar la constelación más espectacular. Hay una señal de alerta en la sociedad, qué un demonio bestial vendrá y nos traerá un sindicato musical. La señal de la miseria viene por aquí y nos dejo una gran cicatriz, la vida nos dejo solo un sol invernal y por eso le canto al cielo que soy el pesimista infernal.

 

 

El pesimista que detesta el orden impuesto y el camino predilecto.

La vida es horriblemente bella y tristemente hermosa.  Uno vive para morir supuestamente feliz. Te gastas toda tu vida jodiendote para supuestamente ser feliz al final de ella. Estudias como un animal cosas que nunca vas a necesitar y luego como por obra de la caridad escoges una carrera la cual crees te va a alimentar y listo amigo, ahora a trabajar hasta que tus huesos no den más. ¿Todo esto para qué? ¿Vivir para morir? ¿No será mejor morir y dejar toda esa mierda para después?

 

¡Pero no! La muerte en este caso no es la ayuda más valiente. Recuerda! este es el mundo de lo posible.

Pero qué triste que  en el mundo de lo posible todo parece imposible. Que un pobre salga de la pobreza, que un rico caiga en la miseria. Que un bruto se vuelva brillante, que un imbécil se vuelva independiente. Que un blanco se vuelva negro y que un mentiroso se vuelva honesto. Solo quedara soñar y anhelar, con que un día aquella llamada caerá.

 

Pero nunca llego, nunca nadie llamo. La humanidad se olvido de su pastor, de su hijo deformado por el amor

 

¡Carajo! me dijeron que podría volar, que podría imaginar. Ahora mírame aquí tirado en la alhambra, parezco un festín destinado a los más débiles un manjar para el más desesperado. Intentando recordar me doy cuenta que esto es un simple y mero producto de lo mordaz, de lo mundano y de lo real.

Perversiones ineludibles.

Me gustaría poner en evidencia a una incógnita de proporciones ilógicas.
Ya no queda mucho que entender, por que en verdad no hay nada que valga la pena aprender.
Todo se remite a cifras sin importancia, a datos de lugares y ocasiones que nunca vamos a conocer.
Por tales motivos propongo, con la vehemencia más ingrata posible, que todo se deje en el ayer.
El presente no merece que lo quieran entender, todo son trivialidades insignificantes, nada es lo que pretendía ser.
Vivimos en base a suposiciones materiales, a teorías que jamás se van a evidenciar, pero estamos obligados a existir sobre algo que no es verdad, sobre mentiras que no se pueden desenmascarar. 
Nosotros, tan insensibles a las desgracias de los demás, tan alegres con los fracasos de la sociedad. Nos regodeamos en una piscina de batallas inconclusas, que debido a su inmaterialidad,  nos encanta imaginar que ganamos sin necesidad de luchar.
Somos almas aferradas a lo personal, a unas posesiones individuales que se pueden desmembrar con facilidad, pero dependemos del miedo, del nerviosismo que representa jugar con nuestro propio final
Y todo depende de esta incógnita que me es imposible demostrar, pero que como cualquier ser mundano puedo ser invisible, puedo criticar algo que entiendo pero que no puedo ver.
Nada por algo, y nada por todo.